A comienzos de este mes se publicaba en El farmacéutico un reportaje de Óscar Giménez sobre los medicamentos del futuro muy interesante que nos gustaría compartir con vosotros.
La idea principal de este reportaje es que hay una marcada tendencia al tratamiento de personas de manera individual y personalizada, más que al tratamiento de enfermedades. Se ha comprobado que las personas enferman de manera distinta y, por tanto, también responden de diferente manera a los tratamientos.
La farmacogenética es la disciplina que estudia los efectos de la variabilidad genética (variación en el material genético de una población o especie) en respuesta a determinados medicamentos. Esta disciplina trata de conocer cuál es el perfil genético de cada persona para poder elegir un medicamento personalizado. De hecho, según refleja el reportaje, EuroEspes lanzó hace un par de años una tarjeta farmacogenética digital que contiene información farmacogenética sobre el individuo, acompañada de una relación de los medicamentos que puede utilizar y de aquellos que no debería consumir.
En el futuro, el perfil genotípico y fenotípico de cada persona serán claves para que el profesional sanitario realice un diagnóstico y un tratamiento personalizado.
Este tipo de personalización ha avanzado mucho en oncología.Manel Esteller, director del Programa de Epigenética y Biología del Cáncer del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL):
«Hoy día este tipo de investigación es más factible que nunca –opinaba este científico–. En un momento de crisis económica en el que se intenta que la cobertura sanitaria llegue a toda la población, lo más importante es priorizar recursos; y la medicina personalizada es una forma de ahorrar, además de evitar toxicidades y utilizar los tratamientos más efectivos de manera individualizada para cada paciente».
La investigación a escala atómica o molecular, denominada nanotecnología, también va a ser muy importante en cuanto al diagnóstico y el tratamiento de enfermedades. La empresa Google trabaja en una nanotecnología que consiste en introducir nanopartículas en el torrente sanguíneo y poder monitorizar la sangre en busca de biomarcadores, lo que permitiría detectar muchas enfermedades.
Julio Martínez, jefe del Servicio de Farmacia del Hospital Universitario Vall d’Hebron en Barcelona:
«Actualmente, como todos sabemos, ya se están utilizando fármacos muy específicos, pero con el desarrollo de nanopartículas y bionanocápsulas transportadoras se aumentará aún más esta especificidad –añade–. Se están desarrollando bionanocápsulas y nanorrobots que pueden marcar las células malignas para que otros fármacos actúen específicamente en ellas o actuando directamente por el transporte y liberación selectiva del fármaco en la célula diana. Posiblemente, con la introducción en la clínica de estas tecnologías ya no hablaremos de actuar sobre un «tejido diana» sino en la «célula diana». De esta forma, se puede deducir que su aplicabilidad no será sólo en el cáncer sino también en patologías autoinmunes, infecciosas, medicina regenerativa y otros ámbitos».
Y eso no es todo: medicamentos biológicos, terapia avanzada, gadgets aplicados a la terapéutica y nuevas formas de investigar darán un giro al panorama de la medicina. Os recomendamos leer el reportaje completo en este enlace: Los medicamentos del futuro, ¿farmacia-ficción?