Ayer se celebró la primera jornada del XVI Encuentro de la Industria Farmacéutica Española en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), en Santander.
Durante su intervención, la presidenta de la Asociación Nacional Empresarial de la Industria Farmacéutica (Farmaindustria), Elvira Sanz Urgoiti, ha pedido una regulación «clara» en el que no se comparen los medicamentos genéricos y los biosimilares porque, en cuanto a base biológica y química, «son diferentes».
Sanz Urgoiti se opone a este intercambio porque considera que el biosimilar debe ser considerado como un nuevo fármaco, ya que no es igual que el original:
«Biológicos y biosimilares no son sustituibles ni intercambiables. Pequeñas modificaciones de estas complejas estructuras pueden dar lugar a cambios muy relevantes en su eficacia y seguridad, por lo que son los médicos los únicos que pueden tomar estas decisiones clave en la elección de cada tratamiento.»
La presidenta de Farmaindustria explicó:
«El sector farmacéutico aportará el esfuerzo económico y científico necesario para maximizar la potencialidad de este campo de desarrollo de nuevos medicamentos, pero su contribución a la salud de los individuos y a la consecución de los objetivos de los sistemas de salud se tiene que reconocer expresamente. El análisis económico de estos productos no puede basarse simplemente en su precio, sino que hay que tomar en consideración también el valor que aportan»
Sin embargo, Pilar Farjas, secretaria general de Sanidad y Consumo del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, defiende que no se debe establecer una diferencia porque aunque exista ésta en el proceso de producción del medicamento, al final la eficacia es la misma:
«No parece razonable que la diferencia en el proceso lleve a definir como distinto un mismo medicamento. No hay que generar ninguna confusión en los profesionales a la hora de tomar decisiones terapéuticas. Si se aplicase el mismo rasero a la eficacia de los nuevos medicamentos, dispondríamos de muchos más datos que permitiría una evaluación mejor».
Por su lado, la presidenta de Farmaindustria considera que es necesario apostar por una investigación que permita a la sociedad acceder a las oportunidades que ofrecen los avances científicos en el campo de las terapias de origen biológico, lo que supondría un ahorro de recursos sociales y sanitarios para España.
Actualmente, siete de los diez medicamentos más vendidos en el mundo son de origen biológico y se ha estimado que más de 400 millones de personas se benefician de estos tratamientos.