Ya es verano: ¡cuidado con algunos medicamentos!

verano

Ya llegó el verano y, con él, el calor. Algunos medicamentos pueden agravar el síndrome de agotamiento, deshidratación o golpes de calor, por lo que Sanidad ha publicado un informe con diversos consejos.

Diversos estudios a nivel internacional han demostrado que los medicamentos no son desencadenantes de los golpes de calor y que no existe una relación entre ellos. Sin embargo, algunos medicamentos interaccionan con los mecanismos adaptativos del organismo en caso de temperatura exterior elevada y pueden al empeoramiento de estados patológicos graves inducidos por una muy larga o una muy intensa exposición al calor.

Existen diversos medicamentos que provocan alteraciones en la hidratación y/o trastornos electrolíticos, que pueden afectar a la función renal, alterar la termorregulación central y periférica o cuyo perfil farmacocinético puede ser afectado por la deshidratación. Otros pueden inducir una hipertermia y exacerbar indirectamente los efectos del calor.

Estos son los medicamentos que pueden contribuir al agravamiento de estas alteraciones pero un profesional sanitario deberá valorar si la persona se encuentra en un grupo de riesgo y cómo le puede afectar la toma de determinado medicamento:

Medicamentos que provocan alteraciones de la hidratación y electrolíticos

Los diuréticos, en particular los diuréticos del asa (furosemida, torasemida, etc).

Medicamentos susceptibles de alterar la función renal

Todos los antinflamatorios no esteroideos (AINE) incluidos los AINE clásicos o «convencionales», los salicilatos a dosis superiores a 500 mg/día y los inhibidores selectivos de COX-2 (celecoxib, etoricoxib, etc).

Los inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina (IECA; captopril, enalapril, etc).

Los antagonistas de los receptores de la angiotensina II (losartan, irbesartan, candesartan, etc).

Algunos antibióticos (principalmente las sulfamidas).

Algunos antivirales (principalmente indinavir).

Inhibidores de la renina (aliskireno).

Antagonistas de la aldosterona (espironolactona, eplerenona).

En general todos los medicamentos conocidos por su nefrotoxicidad (p.ej., aminoglucósidos, ciclosporina, tacrólimus, productos de contraste yodado, etc).

Medicamentos que tienen un perfil cinético que puede ser alterado por la deshidratación

Las sales de litio (carbonato de litio).

Los antiarrítmicos.

La digoxina.

Los antiepilépticos (topiramato, zonisamida, etc).

Algunos antidiabéticos orales (biguanidas y sulfamidas hipoglucemiantes).

Los hipocolesterolemiantes (estatinas y fibratos).

Medicamentos que pueden impedir la pérdida calórica del organismo por una acción a diferentes niveles

Medicamentos que pueden alterar la termorregulación central: neurolépticos y medicamento serotoninérgicos (antidepresivos imipramínicos, antipresivos inhibidores de la recaptación de serotonina, triptanos, ciertos opiáceos como dextrometorfano y tramadol).

Medicamentos que pueden alterar la termorregulación periférica:

  • Medicamentos con propiedades anticolinérgicas, por la limitación de la sudoración, principalmente: los antidepresivos tricíclicos (amitriptilina, imipramina, clomipramina, etc), los antihistamínicos H1 de primera generación (alimemazina, difenhidramina, dexclorfeniramina, etc), algunos antiparkinsonianos (trihexifenidilo, prociclidina, biperideno), algunos antiespasmódicos (mebeverina, trimebutina, otilonio, etc), en particular los que actúan a nivel urinario (oxibutinina, tolterodina, trospio, etc), los neurolépticos, incluidos los antipsicóticos atípicos (haloperidol, trifluoperazina, clozapina, olanzapina, risperidona, quetiapina, clotiapina, amisulprida, etc), la disopiramida (anti-arrítmico), el pizotifeno (antimigrañoso), algunos broncodilatadores (tiotropio, ipratropio,…), atropina y derivados y Nefopam.
  • Vasoconstrictores periféricos por la limitación de la respuesta vasodilatadora, principalmente los agonistas y aminas simpaticomiméticas utilizados en el tratamiento de la congestión nasal por vía sistémica (pseudoefedrina, efedrina, fenilefrina, fenilpropanolamina, etc) y en el tratamiento de la hipotensión ortostática (etilefrina, heptaminol, etc) y algunos antimigrañosos (triptanes y derivados del cornezuelo de centeno, como ergotamina).
  • Medicamentos que pueden limitar el aumento del gasto cardíaco como reacción a un aumento del gasto sanguíneo cutáneo por depleción como los diuréticos (tiazidas, furosemida, etc) o por depresión del miocardio como los beta-bloqueadores (propranolol, metoprolol, etc).

Hormonas tiroideas por aumento del metabolismo basal, induciendo la producción endógena de calor (levotiroxina, liotironina).

Medicamentos que pueden inducir una hipertermia

Son bien conocidas dos situaciones que favorecen los desequilibrios térmicos, bien sea en condiciones normales de temperatura, bien en período de canícula. Por esta razón, la utilización de los siguientes medicamentos debe ser incorporada al análisis de factores de riesgo, aunque no hayan sido considerados como factores desencadenantes del golpe de calor en caso de ola de calor:

  • El síndrome neuroléptico maligno: que pueden inducir todos los neurolépticos o antipsicóticos.
  • El síndrome serotoninérgico: los agonistas serotoninérgicos y similares son en particular los inhibidores de recaptación de serotonina (fluoxetina, paroxetina, sertralina, etc), así como otros antidepresivos (los tricíclicos, los inhibidores de la mono-amino-oxidasa –IMAO-, la venlafaxina), los triptanes y la buspirona. El riesgo de síndrome serotoninérgico está ligado a menudo a la asociación de estos medicamentos.

Medicamentos que pueden agravar indirectamente los efectos del calor

Los que pueden bajar la presión arterial y por consiguiente inducir una hipoperfusión de ciertos órganos (SNC), especialmente todos los medicamentos anti-hipertensivos y los anti-anginosos.

Todos los medicamentos que actúan sobre el estado de vigilia, pudiendo alterar las facultades de defenderse contra el calor.

Drogas y alcohol

Por otra parte, el uso de algunas drogas, en particular las sustancias anfetamínicas y la cocaína, así como el alcoholismo crónico, también son factores de riesgo que pueden agravar las consecuencias del calor.

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