Nos gustaría compartir hoy con vosotros un artículo muy interesante publicado en El País, el 25 de agosto, escrito por Marta Cámara. Este artículo recoge una serie de medicamentos que, por diferentes motivos, han acabado siendo usados de forma habitual como cosméticos.
El artículo habla, en primer lugar, de las hemorroides. La crema para terminar con las almorranas ha empezado a ser utilizada en el contorno de los ojos con el objetivo de deshinchar las bolsas. Elia Roo, coordinadora del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica de la Academia Española de Dermatología y Venereología explica que esta pomada no debería utilizarse como antiojeras:
“Los anti-hemorroidales contienen corticoides de efecto antiinflamatorio y activos como la centella asiática, que comparte esta misma acción además de ser diurética”.
Otros de los medicamentos que son utilizados para otros objetivos son el ácido retinoico o la vitamina C. El ácido retinoico es, principalmente, un medicamento contra el acné, pero esta labor quedó en un segundo plano cuando se descubrió que renueva la piel y con él se pueden tratar las arrugas. En el caso de la vitamina C, pasó de ser utilizada para tratar la anemia a ser utilizada para formular cremas antioxidantes.
El caso del Minoxidil también es curioso. Es un principio, se trataba de un antihipertensivo destinado a bajar la tensión. Sin embargo, al apreciarse que existía una relación entre el uso del medicamento y la mejora de la densidad del pelo, comenzó a utilizarse en casos de alopecia. Hoy día es el activo anticaída por excelencia.
Ocurre algo parecido con el Finasteride, un medicamento para tratar la próstata que se convirtió en uno de los principios para tratar la alopecia. Ocurrió de modo semejante: se observó una menor caída del cabello en los hombres que lo utilizaban.
El Lumigan es un medicamento cuyo principio activo es el bimaprost, destinado a disminuir la presión intraocular de pacientes con glaucoma. Actualmente se utiliza como colirio para multiplicar el volumen y la longitud de las pestañas.
La toxina botulínica ha sido utilizada por los oftalmólogos desde los años 70 para tratar el estrabismo. Actualmente, se utiliza en las clínicas de estética para corregir las arrugas de expresión. Los hilos de polidioxanona, que se absorben de manera natural, eran utilizados para coser después de cirugías a corazón abierto. Actualmente se utilizan en el tratamiento de la flacidez del rostro.
La hialurodinasa es una familia de enzimas utilizada para mejorar la recepción de la quimioterapia en oncología. Su uso estétito aún no está aprobado pero se ha comprobado que hidroliza el ácido hialurónico.
Fuente: EL PAÍS.
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