Recomendaciones sobre el uso de medicamentos en verano

Medicamentos en verano

La Consejería de Sanidad, a través de la Dirección General de Planificación, Investigación, Farmacia y Atención al Ciudadano, ha ofrecido una serie de recomendaciones sobre el uso de medicamentos en verano y así evitar que las altas temperaturas influyan en los tratamientos farmacológicos.

María Teresa Martínez, directora general de Planificación, Investigación, Farmacia y Atención al Ciudadano, ha señalado que es muy importante hace un buen uso de los medicamentos en los casos de olas de calor. Es necesario vigilar las condiciones de conservación de los fármacos y revisar los factores de riesgo, en especial en medicamentos que pueden agravar el síndrome de agotamiento-deshidratación y el golpe de calor.

«Hay medicamentos que pueden inducir una hipertermia y que pueden acentuar de forma indirecta el golpe de calor como son, entre otros, antihipertensivos y antianginosos. Por ello, ante cualquier duda o consulta es fundamental contactar con el facultativo o farmacéutico para recibir un correcto asesoramiento”.

Recomendaciones para el uso de los medicamentos en verano

Las recomendaciones de Sanidad para usar de forma correcta los medicamentos en caso de una ola de calor son:

  • Revisar si los medicamentos pueden alterar la adaptación del organismo al calor, y si es así, utilizarlos con precaución.
  • Consultar con el especialista para que evalúe la necesidad de estos tratamientos analizando posibles beneficios y riesgos.
  • Evitar los antinflamatorios no esteroides, especialmente nefrotóxicos como Ibuprofeno o Indometacina, entre otros, en aquellos casos de deshidratación.
  • En caso de tomar diuréticos, verificar que la ingesta de líquidos y sodio están adaptadas.

La directora general de Planificación, Investigación, Farmacia y Atención al Ciudadano también señaló la importancia de tomar determinadas medidas de precaución con pacientes más vulnerables como los crónicos, polimedicados o de avanzada edad:

«Es aconsejable hacer una evaluación clínica del estado de hidratación de aquellos pacientes que presentan factores de riesgo para proceder a la adecuación del tratamiento y adoptar la decisión terapéutica que sea considerada más oportuna».

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